“Bendito es el hombre que confía en el Señor, Cuya confianza es el Señor. Será como árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces junto a la corriente; no temerá cuando venga el calor, y sus hojas estarán verdes; en año de sequía no se angustiará ni cesará de dar fruto.”(Jeremías 17:7-8).
Considere al que confía en Dios en situaciones difíciles: “Bienaventurado el varón que confía en el Señor, y cuya confianza es Jehová” (v. 7).
Este cristiano es “plantado”. Él tiene sus raíces, estabilidad, en un depósito de agua viva. Él siempre está “extendiéndose”, fructífero y verde con una vida nueva. La Escritura dice: “[Él] no se inquieta [temor] en el año de sequía…” (v. 8). Cuando las cosas se ponen intensas y molestas, ¡no tiene miedo!
Esta persona dice: “Jesús, renuncio a buscar cualquier persona para sacarme de mi prueba. Tú eres mi única esperanza. ¡Pongo mi mirada en ti para sacarme de esto!”. El Señor desea esta clase de fe de nuestra parte en los asuntos cotidianos. Usted puede objetar: “Pero, Hermano David, aun estoy sin empleo, aun tengo problemas.”
Le exhorto a creerle a Dios cuando dice: “¡Confía en mí, y te bendeciré!” Usted puede responder: “¡Pero no sé que voy a hacer, mi situación es desesperada y no veo ninguna señal de ayuda o de liberación!” A todas estas cosas Dios aun dice: “¡Confía en mí, hijo mio, y te bendeciré!”
No importa si su trato es con su familia, negocio, o provisión. Si usted pone su confianza total en Su Palabra y Su fidelidad, Dios ha prometido bendecirle y, ¡Él no puede mentir! Cuando venga el calor, ni siquiera se molestará. Cuando el viento venga, usted estará parado fuerte, porque habrá aprendido a confiar en Él. Usted va a ser un árbol verde que lleva abundante fruto de confianza y todos a su alrededor le darán esperanza y ánimo al contemplar su reposo en confianza.
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